A veces, las perdices, confunden por su tamaño y color los perdigones con este grit; a lo largo de su digestión, la superficie de los perdigones se erosiona y libera sales de Pb que son absorbidas y amontonadas por el ave. Los metales pesados están presentes de manera natural en los suelos y el agua, pero los contenidos normales pueden verse incrementados por distintos géneros de polución. La polución de los suelos y el agua por metales pesados piensa un incremento de su absorción por la plantas y los invertebrados —primeros eslabones de la cadena trafica— y en consecuencia un aumento en la exposición de las especies que hemos estudiado. Tras la lectura del artículo, TROFEO ha formulado a los causantes del estudio estas preguntas cuyas respuestas nos aclararán algunos aspectos sobre cómo alcanzan los animales salvajes tener esas concentraciones de metales pesados.
Completados todos estos cálculos, los desenlaces sugieren que el riesgo toxicológico para los metales pesados analizados en las carnes de caza investigadas es bajo, tanto para el consumo de la población media nacional para el consumo medio provincial de Córdoba. En el momento en que la valoración de riesgo se efectúa sobre los datos de las investigaciones de consumo realizadas, los porcentajes de consecución de las ingestas tolerables aumentan. Posiblemente, el estudio más detallado de todos estos datos a través de programas informáticos de análisis de riesgo que se están haciendo en nuestro grupo de investigación dejará obtener una información mucho más completa de todas y cada una estas cuestiones relacionadas con la seguridad alimentaria de la carne de caza respecto a la acumulación de metales pesados.
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El jabalí fue la segunda especie con mayor contenido de plomo, encontrándose nuevamente la mayor acumulación en el músculo . Respecto al cadmio y el cinc, esta clase asimismo presentó los escenarios mucho más elevados pero acumulados mayoritariamente en riñón e hígado . Los escenarios de Pb en músculo de perdiz (1,28 mg/kg) son afines a los descritos por otros autores para aves de caza por norma general (1,43 mg/kg, Schumacher y col., 1998) u otras especies de este tipo como la tórtola (1,22 mg/kg, Burger y col., 1997). El jabalí y el ciervo son las principales especies indicadoras de hierro en hígado, y la perdiz luce por su contenido en pulmón .
España es un paraíso cinegético en el que todos los años se abaten aproximadamente 8 millones de piezas de caza de las especies mucho más representativas —ciervo, jabalí, conejo y perdiz—, produciéndose en torno a 15 millones de kilos de carne de caza. Esta carne, con un elevado valor gastronómico y sobre nutrición, es consumida principalmente por el cazador y su entorno familiar, si bien algunos datos apuntan que la carne de ciervo y jabalí se comercializa en buena medida en los mercados europeos. Por órganos, es el músculo de las especies cinegéticas donde se encuentran la mayor acumulación de plomo, destacando perdiz y jabalí. A priori semeja que la carne de caza es un alimento sano y seguro como consecuencia de las características del entorno natural donde se crían estas especies. La perdiz presentó las mayores concentraciones de plomo de todas las especies cinegéticas estudiadas, siendo el pulmón y el músculo las ubicaciones orgánicas que enseñaron mayor acumulación de este metal pesado . El conejo fue la especie donde menores concentraciones de metales pesados se encontraron, especialmente de cadmio y plomo.
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No obstante, en este país los datos sobre presencia de metales pesados en especies cinegéticas son pocos, en especial para caza menor, lo que ha condicionado en gran medida el desarrollo de estudios de valoración de peligro toxicológico desde el consumo de carnes de caza. A este respecto, las especies cinegéticas, esencialmente las de caza mayor —ciervo y jabalí—, han sido investigadas para su empleo como bioindicadores de polución ambiental en relación a la presencia de metales pesados —plomo y cadmio— en diferentes órganos. El propósito fundamental fue valorar la polución ambiental por estos contaminantes y, sólo en algunos casos, se consideró esencial deducir su viable riesgo para la salud humana a partir del consumo de la carne de caza. Paralelamente, se efectuó una investigación epidemiológico para saber los causantes de peligro asociados a la acumulación de metales pesados. Para ello, al lado de la obtenida de muestras, se cumplimentó un cuestionario epidemiológico que contemplaba 5 grupos de causantes de riesgo —gestión cinegética, nutrición, actividad cinegética, actividad antropogénica y localización geográfica— y 31 cambiantes similares con conjuntos y factores de peligro. El diseño en fase de prueba de este emprendimiento contempla el estudio de la existencia de plomo, cadmio, cobre, hierro y zinc, en hígado, riñón, pulmón, corazón y músculo de ciervo, jabalí, conejo de monte y perdiz roja en la provincia de Córdoba, siendo esta provincia representativa de la actividad cinegética andaluza y de españa.
En determinadas ocasiones su presencia incrementa en algunos compartimientos —suelo, agua…—, y se incorporan a los sistemas biológicos a través de la cadena alimenticia constituyendo un problema sanitario a tomar en consideración. La normativa en todo el mundo regula los escenarios tolerados de estos elementos en los tejidos animales, estableciéndose el umbral desde el como se puede considerar que existe un preciso riesgo para la salud y los escenarios de ingesta soportable recomendada. Algunos comportamientos característicos de ciertas especies suponen una ingesta directa de suelo, y en consecuencia, de los metales presentes en él, como el hozar en los cerdos salvajes o la ingesta de piedrecillas con las que asistir la digestión del alimento en las perdices.
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Estos desenlaces llevaron a plantearnos si la acumulación de metales pesados en estas especies cinegéticas tendrían algún riesgo sanitario para la salud por el consumo de carnes de caza, en especial en los cazadores y su entorno que representan un campo poblacional que, de forma frecuente, tienen un mayor consumo de este género de carne caza. Para apreciar el peligro alimenticio de las carnes de caza se recurre a la herramienta del análisis de riesgo, procediéndose a la valoración de la exposición y a la caracterización del riesgo. Dado el bajo consumo de las vísceras/órganos —salvo en caza menor—, el análisis del riesgo alimenticio de la carne de caza solo se efectúa a partir de datos de consumo y de concentraciones medias de metales pesados en músculo de las especies cinegéticas investigadas .
Pillate unas buenas anillas, aqui la peña, se están pillando anillas weaver, etc y visores, mucho más economicos en USA, y se los mandan por correos, de las fabricantes que te comento. Agradecimientos a la Federación Andaluza de Caza, el Servicio de Administración del Medio Natural de la Delegación Provincial de Medio Ambiente de Córdoba, a los de los compañeros veterinarios autorizados para la inspección sanitaria de montería, a las distintas Asociaciones de Cazadores, Cotos Privados, Orgánicos, Guardas de campo y a los propios cazadores. Dentro de la gama media como BUSHNELL, LEUPOLD, BURRIS, puedes hallar lo que buscas sin que se dispare mucho el precio, y la optica es bastante buena.
De ese visor no se nada, pero te puedo asegurar que si tienes un arma buena, de poderio, que pega unos buenos viajes, tendrás que gastarte el dinero en un visor bueno, pero claro, son caros.